miércoles, 18 de enero de 2023

Sapos

 

He purgado con acierto los golpes recibidos

los he sacado uno a uno sobre la superficie

para que se vean tal y como son sin otra máscara que su cuerpo desnudo y frio

su mueca de alquitrán y su acidez.

Yo, que nací tan ignorante del mundo como un niño

y decidí –por así decirlo- continuar siéndolo

como él su curso de estupidez redonda

he de raspar mis uñas contra los muros

para sacarles el quejido de los días festivos

los grafitis de vapores etílicos

los edulcorados poemas de lavarropas.

No hay unos ni otros

ni otra manera de pensar que no sea con asco

con la revulsiva baba que dejan los sapos en el agua estancada y tibia.

Aquí estamos permanecidos

aparentemente normalizados

siguiendo como parásitos del río

a un fantasma que se dice tiburón de aguas calientes.

Ni unos ni otros: todos.

Golpeados

heridos

condenados

apaciguados

dormidos y temerosos.

Todos

sin otra norma que el silencio

u otro certificado que la pena

condenados a repetirnos.