martes, 29 de octubre de 2019

Fragmentos del Aquí abajo (plaqueta) 2018





Me paseo
por lugares habitados.

Lo que fue
esta en mi
como ayer.

Inmutable eterno.

Un juego del olvido
un movimiento del silencio.
Las crestas olas
en su caída
imitan el golpe
sobre la arena.
El poema es sonido
un aguamar de nombres
que habitan en el polvo
sin ningún rastro.



IV





Nada me es ajeno a esa cruz.

Ese hombre clavado a la madera
con su corona de espinas
y resignado,
muere cada día con un nombre distinto.

Por un puñado de monedas su manto
por un puñado de silencio el olvido.
En el desierto, su terrosa piel
se incendia antes de la noche.

Es un hombre bueno que desata a la multitud
en la barbarie del día.


No hay caja ni cueva
para tanto cuerpo,
ni lágrimas o susurros
que no invadan los espejos.

Lo veo allí, ausente,
la cabeza reclinada
hacia su centro,
los ojos abiertos
y la serenidad de un gesto
único y último
sin sombras.

Entre peldaños de sangre y piedras
su callada lengua
besa nuestra boca.

Nada me es ajeno a esa cruz:
el hijo contra el muro,
un padre en silencio
y los dados al aire
en macabro juego.

Nada me es ajeno.

El olvido de Dios.
La finitud del cuerpo.

Sangre, golpes
y un territorio desbastado
por la espada.

Entre amores secos y lágrimas
la tierra.

Nada me es ajeno a esa cruz
que no se evoque en este cuerpo.


Que sea fugaz el recuerdo
de ese tiempo vencido por el hombre,
ante otro sin prisas y sin guerras,
sin dinero y sin codicia,
un tiempo entero para ser vivido,
con la savia ofrendada por el árbol bueno.





V




No imagino un mundo sin poetas
y sin poesía.
No imagino el mundo
sin palabras.
No lo imagino.
No puedo imaginar un mundo
sin lo inútil
con la proximidad de lo distante
y su siempre medio abrazo.
No imagino la tarde
sin sentirla,
cuando el sol se aquieta,
y tu recuerdo surge
en las primeras horas de aquello
que llamamos noche
con las hojas vibrando
en la espesura.



Gonzalo Vaca Narvaja


Existencias

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Picasso
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                                                                                                                                                                                                                                   René Magritte


















me aburro de mi y del paisaje/ de las palabras vestidas /

del poder con su encastre de daño / su voracidad publicitaria /

y ese destello de luz

viscosa en el pasillo de una pensión de la calle Roma/

me aburro de lo que como /

mis sueños trascurren erráticos por la lente de una super 8



trabada siempre en el mismo aguacero /

no sé /

ando solitario por las líneas quebradas de las manos /

no temo a los rayos como antes/ ni el pulgar le reza a sus hermanos

“con algo habrá que entusiasmarse” / vaciar las botellas de un vino de boutique

por el agua oscura de la canilla / arrojarle piedras a los bancos


pago por todo lo que existe si me leen dos versos/ y de desarmado que ando me regalan / me venden / me trocan sobre el mantel donde alguien alguna vez comía /



en el baldío

ofrezco pulseras deversos a dos pesos


Gonzalo Vaca Narvaja

sábado, 26 de octubre de 2019

Leandro Manuel Calles (poeta)



Querido Gonzalo, de Leandro Manuel Calles



En estos días leí Bajo la sombra de los talas. Me lo regalaste hace un tiempo y como verás me tomé un tiempito para leerlo. A veces los libros eligen sus momentos. Qué decirte!!! qué decirte cuando belleza y profundidad calan adentro.

Gracias es lo que puedo decir.

Me pasó algo extraño o mejor dicho algo que cada tanto me sucede, lo leído me lleva a la escritura, no sé por qué, tal vez la imagen del tala que atraviesa todo el libro, o haber estado tocando la guitarra en lo de Piro Garro el sábado pasado y escuchando a algunos cantores, la cosa es que nació una letra a partir de tu libro y esa letra tiene forma de zamba. Es raro en mí escribir una zamba, tengo dos o tres que yo recuerde y recontra archivadas. Esta, nació a partir de la lectura de tu libro y con todo respeto y amistad te la ofrezco.

abrazo grande querido Gonzalo

Leandro



Bajo la sombra de un tala



Bajo la sombra de un tala
aquel niño está durmiendo
anda cuidando en el sueño
los sueños que fue perdiendo.

Cuando callaron las ranas
y los pájaros nocturnos
la noche se hizo más noche
y el silencio más profundo.


Debajo del tala sueña
un cuidador de palabras,
hila en la memoria sueños
y cada tanto, los canta.


También el dolor se duele
de ser una flor amarga,
los miserables de siempre
no saben cuidar palabras.


Bajo la sombra de un tala
aquel niño está despierto
anda cuidando lo sueños,
los sueños de todo un pueblo.


Debajo del tala sueña
un cuidador de palabras,
hila en la memoria sueños
y cada tanto, los canta.



(para Gonzalo Vaca Narvaja)


Uritorco



Uritorco, lugar donde se perciben los duendes

miércoles, 23 de octubre de 2019

crecer a golpes


El mundo se despliega y se extiende
donde algo se oculta.

Se trata de enlodarse las manos
lejos del jabón blanco y espumoso.
Hincar la carne en espinas agudas y filosas
caerse sobre las heces de un chacal y aparecer allí
donde la vida te hace el cuento
y vos reís. Se trata siempre de hinchar las venas del cuello
gesticular un grito
y golpear sobre el vientre 
de esta ciudad de cemento.
Se trata de no parecer sencillo
ni austero, ni bueno,
sino aquel que muestra sus dientes
para morder la carne
con furia, con hambre, con dignidad.
Arrugar el pliegue, distender la vida
enlazar la sombra
y dejar sobre la mesa
los últimos pañales de la infancia.

jueves, 17 de octubre de 2019

Los besos




Se le caen los labios en la vereda.
Se caen
de asombro
de pena y de cansancio
sin besar el pavimento, las alcantarillas
o los pálidos árboles,
desquiciados
y enmudecidos.

Recojo y pateo
la tristeza de los últimos días.
Desconcierta el color labial de los balcones,
sus geranias lágrimas
lluvia de bocas
con sonidos de chatarra sobre la avenida.

Nada es como era.

No hablo de besos.
La tierra es un vasto cementerio
donde mezclar los huesos.
Sigo los pasos de una sombra contra el muro
adivino su oreja
la oigo carcajear
como un puñal en medio de la leche.


Gonzalo Vaca Narvaja

miércoles, 16 de octubre de 2019

Memorias


Busco en el vientre de mi madre
las cicatrices de la infancia
su pócima de fe
su silencio
lo que dejó su falso orgasmo
en la memoria de mi cuerpo


Gonzalo Vaca Narvaja