I
Has
elegido el puñal
del
plato vacío y la suturada puerta.
Has
elegido el silencio
el
odio y también la revancha.
Tus
manos abrazan piedras.
Has
elegido al verdugo.
Lo
has albergado en tu casa
sentado
en tu mesa
a
la hora del almuerzo.
Has
elegido
como
quién elige un regalo
y
aún te preguntas
¿ de
quién es la sangre sobre la mesa?
II
No
quiero aceptar
lo
que has elegido.
No
puedo.
Yo
aquí mirando el mundo
y
vos la uña de tu dedo.
No
puedo aceptar la muerte
que
viene con el nombre
que
has elegido.
Ni
el hambre.
Ni
el garrote.
Ni
el quejido
o
la mentira,
de
lo que has elegido.
No
puedo querer tu muerte
como
vos querés la mía,
no
me conforma ello,
me
entristece,
quiero
tu vida tanto como la mía
y
no el cadalso que has elegido.
III
Estoy
consciente.
La
felicidad es apenas ese instante
fugaz
secreto
intransferible.
El
aliento apenas visible
que
en la boca se desliza.
Ayer
por la tarde
pensé
la tristeza.
La
ví en el frío,
en
la sesgada ventana penitente
al jardín.
La
sentí
a
través de las hendijas
aliada
con el frio
cortando
la piel de la memoria.
Ayer
por la tarde vi el rostro.
Y escuché
su voz
alabando
el invierno por venir.
IV
Hoy
puedo hablar de todo
y
hacer que todo
se
vuelva nada
o
la parte de algo pequeño.
Hoy
puedo hablar de todo
sin
ruborizarme.
No
tengo límite.
Ya
el mundo no gira sobre lo justo.
Se
ha deslizado hacia lo vano
e
indiferente,
como
quien se lanza en una patineta
sobre
una pendiente.
El
tiempo volvió inútil
la
muerte de los que fueron
y
alguna vez soñaron.
Hoy
el mundo se ha vuelto estéril
viejo
resignado
pulcro.
La
vejez de los nuevos días
baja
la cabeza hacia las regiones de la nada
en
pequeños dispositivos de lejanía.
Nadie
escucha.
Con
el helado viento del norte
la
enfermedad hace a la existencia del hombre
y
por ella se cree vivo.
Nadie
piensa en otro mundo.
La
gravedad es la piedra
inerte
en lo profundo
con
el nombre de un niño.
V
Dejo
constancia por escrito
que
aquí lo dicho se escapa,
y
demando a los que
violentan
con violencia
las
palabras (Lanata) para agredir la vida
que
vivimos.
Dejo
constancia por escrito
que
quienes denigran con palabras
a
otro y asesinan
(Prat Gay) el futuro
en
perfectos crímenes sociales.
Y
que es espantosa esta manera
de
vendernos a la nada
con
las páginas de diarios (Clarin)
y
de voces (TN) siniestras.
Dejo
constancia
de
la inmensa soledad de este cuarto
en
que vivimos solos
con
toda la soledad del mundo.
Dejo
constancia del abandono,
de
la inmensa quietud de nuestros pares
incapaces
de cobijarnos en abrazos.
Dejo
constancia de lo inútil.
En esta parte del mundo
nadie te preguntará
sobre tus sueños.
VI
Te
voy a pedir que no lo repitas.
Que
esas palabras no surjan de tu boca.
Te
voy a pedir que no lo pienses,
y cuando
veas morirse las hojas en primavera
no
digas nada.
Que
cuando golpees tus ojos en alguna imagen
no
te lastimes con aquella frase.
Sería
triste pensar
que
aquello que supiste tarde
y
vistió de pena nuestro mundo,
vuelva
a decirse después de todo
como
en aquellos años
en
que gobernaba la muerte.
Por
favor
no digas nunca
YO
NO SABÍA.
Gonzalo Vaca Narvaja
Muy buena tu poesía querido Gonzalo! Gracias
ResponderEliminarMuy buena tu poesía querido Gonzalo! Gracias
ResponderEliminarMuy bueno Gonzalo! Estrmecedor
ResponderEliminarMuy bueno Gonzalo! Estrmecedor
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