Un intento de comprensión
Junio
2016
Gonzalo Vaca Narvaja
Ya lleva varios meses. Su
histórico triunfo ha modificado la estructura política argentina. La UCR,
aliada del macrismo, comienza su descenso a los cimientos de piedra y adobe
para reemplazarlo por viguetas secas, material moldeable y plástico. El
Peronismo ha dejado su tradición colectivista, siempre dentro de un capitalismo
moderado y humano, si cabe el despropósito de unir capital con humano, por otra
cercana a los mercados y al dinero.
El sindicalismo vuelve a
mostrar su clara inclinación hacia el poder en perjuicio de los trabajadores a
quienes tiene sujeto por la tradición y las estructuras burocráticas, y se
sumerge en el silencio mientras uno a uno los derechos y el sueldo son
sistemáticamente saqueados.
Ambos partidos tradicionales
(PJ – UCR) se van diluyendo por la extraña y original legitimidad de la derecha
oligárquico financiera que fuera electa por la mitad más uno y los votantes de
izquierda. Nada más original y único que el triunfo por primera vez de aquellos
sectores que otrora llegaban al poder vía sangrientos golpes militares y que
hoy gozan de los beneficios que establece la democracia.
La desigualdad, la injusticia y la inequidad económica y política también ganan
elecciones, compitiendo con regímenes caracterizados como populistas que
integran lo social con un rol participativo del estado.
Pero a la hora del voto, el
pueblo puede votar lo otro, y de esa forma modificar la estructura política de
un país y de una región.
Las reglas de la democracia
son éstas.
Aquí no hubo engaños. La
plataforma del PRO-UCR fue desde un inicio clara e inequívoca. Por primera vez
podrían desplegar sus estrategias sin estar ocultos detrás de un gobierno de
otro partido, como lo hicieron en las sucesivas administraciones anteriores de
la UCR de Alfonsín, el peronismo de Menen, la alianza de De La Rua, el
peronismo de Duhalde, o el peronismo de Néstor Kirchner. Por primera vez ellos
poseen su identidad moderna y los viejos principios liberales son los que
gobiernan legitimados por el pueblo.
El pueblo también puede
elegir a las patronales, los monopolios y al ideal capitalista más profundo. Lo
curioso en estas circunstancias es el que la Iglesia, históricamente más próxima
a estos protagonistas, se inclina con preocupación por el hombre, realizando
críticas al modo de vida propuesto por el capitalismo.
El Papa es Argentino, no
obstante es criticado por sus apreciaciones contra la inhumanidad del sistema
capitalista. Los que conocemos el evangelio, sabemos que el Papa Francisco lo
único que ha hecho es intentar acercar al hombre a una espiritualidad perdida.
En la doctrina cristiana se defiende al pobre por sobre los poderosos, al amor
por sobre el odio, a la inclusión por sobre la discriminación, valores éstos
absolutamente distantes de todos los modelos neo liberales.
De un modo u otro el triunfo
de Macri ha corrido el velo con que mirábamos la realidad.
Al haber sido elegida la
alianza derechista UCR-PRO, el pensamiento y las concepciones de los sectores
que hablaban permanentemente acerca del proyecto Nacional y Popular quedaron
cuestionados. Más aún, paralizados. Los 12 años de gobierno nacional y Popular
no bastaron para asentar un modo de acceder a la realidad que fuera suficiente.
La falta de construcción política del kirchnerismo existió tanto la ausencia de
una mística propia. De una manera u otra, la incapacidad de salir del
personalismo y el caudillaje regresaba de la historia para condenar el futuro
de los más vulnerados, cuando éstos se fueran del poder.
Las políticas de ajuste
llamadas “siceramientos” han ido velozmente a horadar los ingresos, precarizar
el trabajo y someter mediante el miedo a los sectores trabajadores y de menores
recursos. Cuando uno de los ahora funcionarios hablaba de cambiar la “matriz”
económica se refería justamente a lo que acontece en Argentina.
En otros tiempos cualquiera
de las medidas adoptadas hubiera significado la resistencia de la población con
paros y marchas y la caída de algún ministro, amén de la vuelta atrás de todo
lo dispuesto por el gobierno. Hoy eso no sucede.
La supuesta corrupción del
gobierno anterior es juzgada de manera vertiginosa por una justicia hasta hace
poco lenta. Es bueno recordar que varios casos emblemáticos fueron desestimados
por la mora en su resolución y otros, duermen el sueño de los inocentes ya que
involucran a sectores mediáticos poderosos. Sin embargo ahora se juzga rápido y
la propia investigación en tiempo real es acompañada por un reality capaz de
mantener la misma noticia por meses sin demasiados agregados, lo cual evita
llenar los espacios – que quedarán ausentes – con otras noticias, como la
corrupción del gobierno actual, la transferencia millonaria a los que más
tienen y tuvieron, la inseguridad brutal – fuera de pantallas-, el hambre de
los sectores vulnerables, la pérdida del poder adquisitivo del salario, la
militarización de pueblos del interior, la pérdida de derechos de los
trabajadores y las mentiras de los medios, capaces de crear información de
acuerdo a sus intereses. Esta somera enumeración, recuerda las prácticas
políticas en épocas de la dictadura cívico militar del 76. Pero no, están dadas
en la actualidad y es en esta actualidad que han sido apoyadas por la gente,
los partidos políticos tradicionales y la izquierda que llamó al voto en
blanco, varias de las centrales obreras y muchos sectores del espectro
político.
Hay
que convenir que la segunda etapa del gobierno Kirchnerista no pudo sortear los
obstáculos propios y de esa manera se amesetó. Pero ese amesetamiento no
provino de circunstancias externas sino de sus propios límites ideológicos.
¿Cuáles serían esos límites
ideológicos?
En primer lugar aquellos que
provienen de su propia historia.
No fueron capaces de ir más
allá de la discursividad policía que les proporcionaba el llamado Proyecto
Nacional, que en definitiva nunca terminó por desarrollarse menos aún de
profundizarse.
Las propias contradicciones
a que lo llevaron las internas debido al sometimiento jerárquico propio y a la
poca discusión interna dentro de los sectores afines.
La inclinación a llenar
espacios con políticos de dudosos orígenes y pésimos desempeños.
No haber estado atentos a la
mirada del otro a partir de un mal diagnóstico de la realidad.
Nace un
gobierno anti-popular elegido por el pueblo
Nada
más paradójico que el origen del gobierno de Cambiemos. Ni más inquietante. Sin
embargo esta elección se ha venido dando desde hace muchos años. Existen radios
definidas como populares cuyo discurso principal atenta contra lo popular, programas
televisivos que cosifican y degradan a la mujer en tiempo que la sociedad
defiende a la mujer a partir de los femicidios, mientras ese programa y otros
sostienen su raiting y lo amplían. Es decir, el carácter contradictorio es
parte del desarrollo de la sociedad y no se siente por ello cuestionada,
escindida, o disociada. El propio Papa define una postura católica distanciada
del capitalismo y no es tenido en cuenta, o escuchado por sus propios seguidores.
La
política argentina en sus expresiones tradicionales marca el ritmo normal.
Políticos que fluctúan entre un partido u otro. Oficialismos que aceptan y
defienden políticas indefendibles y una oposición que critica todo, hasta que
esa ecuación se invierta y suceda lo contrario, defendiendo lo que antes se
cuestionaba. En ese contexto carente de coherencia no es de asombrar ciertos
resultados electorales incuestionables y una sociedad capaz de vivir en la más
absoluta hipocresía.
Lo
más lamentable de este “cambalache” es que las discusiones se han ido alejando
de su esencia primaria que nos ubicaría acerca de la mirada de cada uno de
nosotros sobre el mundo que queremos y el rol del ser humano en él.
Lo
que parece como elemento de discusión no lo es y lo que debería discutirse se
ignora.
La
nueva “matriz” argentina reconoce una sociedad darwiniana, en donde solo
sobrevivirá el más apto, el que está próximo al poder, o el que es amigo o
pariente de ese poder que deja en el mercado la regulación final de todo
desarrollo.
No
se cuestiona la existencia de la pobreza, su génesis de desigualdades
históricas o las responsabilidades políticas, sino que se la intentará reducir
a un perímetro designado y custodiado. No se cuestiona ni se piensa la
educación desde un contexto social y político, sino que se la ve como un
espacio de competencias para los más aptos. De esta manera se comprende el
desprecio “objetivo” hacia quienes pensaron alguna vez que podía existir la
llamada movilidad social, que hacía que un chico nacido de un hogar pobre
pudiera llegar a estudios universitarios. Para el Pro-UCR nada más alejado de
la realidad. No existe movilidad social posible.
Uno
de los deseos de este “cambio” es modificar la existencia de los llamados
movimientos sociales y populares por lugares de beneficencia capaces de llevar
alimentos a quienes de otra manera no los conseguirían. Del mismo modo el
concepto urbano de coexistencia social, se basará en la militarización de
ciertos barrios y espacios, buscando de ese modo no solo cortar la libertad de
circulación, sino además controlar y restringir la amplia oferta delictiva que
se irá incrementando.
No
está demás pensar en la vulnerabilidad de todo lo construido alrededor de los
juicios por la memoria, verdad y justicia. En ese sentido se ve con claridad
que vienen operando para dejar sin presupuesto a las áreas claves que necesitan
de acciones concretas para la recuperación de nietos restituidos, tanto como la
instalación nuevamente de la teoría de los dos demonios, aunque esa teoría sea
casi imposible de restaurar dados los aportes existentes derivados de la
reconstrucción histórica concreta y objetiva realizada gracias a los juicios de
Lesa Humanidad.
Sin
embargo siempre estaría presente la opción, ya planteada por el ex presidente
Duhualde de realizar un plebiscito.
La
gente también podría votar el olvido, tanto como votar a su verdugo, aunque
suene cruel. El poder significante de los medios pueden inclinar y mostrar otra
realidad como lo hicieron en las épocas del proceso y como lo hacen en la
actualidad sobre el gobierno de la UCR-Pro, en la que invisibilizan la protesta
social y las consecuencias de los ajustes, o de las transferencias millonarias
hacia los sectores que más tienen.
Responsabilidad mediática de un
grieta
Antes
de que la actual alianza PRO-UCR ganara legítimamente las elecciones la
sociedad argentina se encontraba polarizada. Por una lado aquellos que
defendían ciegamente los logros del gobierno kirchnerista y los que
consideraban a ese gobierno como autoritario y nocivo para el desarrollo. La
cruzada por la corrupción y la ineficacia del poder judicial allanaron el
camino para desarrollar la idea de que mientras estuvieran en el poder la
justicia no les llegaría nunca.
Obviamente se olvidaban de que aún en el gobierno Kirchnerista, fue juzgada la
ministra de economía, el ex ministro de transporte, y que se sustanciaba la
investigación acerca del vicepresidente Boudu.
No
obstante, para el gran público seguidor del grupo económico Clarín, los Panama
Papers no fueron más que travesuras, como también travesuras las
responsabilidades en la tragedia de la fiesta electrónica, o el papelón del
denominado blanqueo; todas medidas que esconden en sí mismas mayores favores a
todos los que desde siempre se acostumbraron a esconder sus negocios sucios.
Pero
¿porqué no pesa la corrupción macrista a seis meses de asumido y sí cuenta la
corrupción Kirchnerista anterior? Cuando uno convida a su mesa al verdugo no le
queda más que intentar esconder su elección. Si aquel que lo votó entendiera
que su voto le trajo la muerte, la exclusión, el sentido de su vida se volvería
un infierno, ya que él fue quien no quiso investigar, informarse de otro modo,
o conversar con su vecino. De allí en más esa situación será la que
desencadenará una serie de actitudes fundamentalistas y violentas hacia lo
otro, como si ese otro – los adherentes del kirchnerismo- fuesen responsables
de la política y la corrupción de algunos funcionarios. Pero lo que no se
discute es la esencia de los cambios propuestos en el anterior gobierno, sus
políticas de inclusión y de la existencia de un estado que regulaba las
desproporciones del mercado. En la
actualidad nadie pone en duda que la estrategia de Macri – verdaderamente
perversa- sea falsa. Por el contrario las medidas del verdugo son necesarias y
auguran en la conciencia del oprimido la esperanza en el tiempo de una vida
mejor.
La responsabilidad social del que
elige
No existen más conclusiones
que las de la realidad. En el escenario actual todas las estructuras y
conceptos históricos han sido puestos en duda. De ahora en más, las reflexiones
deberán buscar nuevas estrategias para enfrentar al modelo neo-liberal propuesto
desde el gobierno. En ese sentido los trabajadores deberán pensar en sus
representantes en la medida que ellos no cubran las expectativas que les exige
la coyuntura actual, al igual que los representantes políticos si no son
incapaces de defender y sostener conductas y coherencias imprescindibles.
La democracia que viene debe
ser participativa, sin esa relación directa del pueblo, estaremos sujetos a los
caprichos que entable el poder con nuestros representantes.
La construcción política
debe ser atravesada de contenidos, discusiones y no producto de imágenes marketineras
o de personajes sin convicciones con un pasado lamentable, o sin ejercicio de
una plena autocrítica. La justicia deberá ser controlada y desarrollada para
que juzgue conforme a derecho y no al poder económico de turno. Una reforma al
interior de la misma es fundamental y necesaria.
Se vienen tiempos de
represión. El actual modelo solo cierra con esa variante ya que está pensado
para pocos. La actitud de aquellos que pretendemos una sociedad justa y
soberana será la de mostrar que no solo se puede, sino que es imprescindible a
la hora del revalorizar el contrato social y la dignidad humana.
Las elecciones que vienen
deberán contar con un frente en el cual sea posible la visualización de un plan
estratégico para todos los argentinos, con una política con mecanismos de
control ciudadano y pleno compromiso, pero esa visualización no se dará si la
misma no se encara con un ideal superior de una sociedad en la que valga la
pena ser vivida por todos los que participan en ella y una mística afianzada en
los valores de la solidaridad y la lucha.
Gonzalo Vaca Narvaja
clarísimo... como siempre...clarísimo
ResponderEliminarYa lo dijo Laura... Agrego, contundente.
ResponderEliminargracias Fede, abrazos
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